Relato seleccionado para formar parte de una antología que se editará en formato papel.
-Mientras
echas gasolina, voy al servicio, dijo Marisa a su novio, que le
correspondió con un guiño. El aseo estaba detrás del sutidor,
cerró la puerta, bajó sus pantalones y se dispuso a orinar. Escuchó
abrir la puerta de al lado, su chico iría también a evacuar. De
pronto se sobresaltó al ver como por un agujero de la pared asomaba
su miembro en estado de semierección. Sin pensarlo dos veces se lo
introdujo en la boca, cuando estuvo erecto, penetró la vagina,
aquella situación la había excitado de sobremanera, su chico y ella
misma eran unos pervertidos. No tardó en eyacular. Al salir se
encontró con Pablo, que impaciente esperaba turno para entrar a
orinar en el servicio de caballeros.